Páginas

Cap. 2: Segundo encuentro

S
on las cuatro de la mañana, soy incapaz de dormir, y no me extraña porque lo máximo que me esperaba, aunque sabía que era imposible, era que se me iba a declarar. Joder. ¿Cómo lo sabe? Es imposible: no se lo he contado ni siquiera a Lydia o Paula, mis mejores amigas. No me lo puedo explicar,¿es que lo llevo pintado en la cara o qué? No, no puede ser, pero ya estoy mirándome en el espejo del baño para ver si llevo escrito “RARITA” o “LOSSER”, pero no, aunque algo sí ha cambiado.
Me estoy mareando, me voy a mi habitación y me echo en la cama, aunque me paso toda la noche, o casi, mirando el techo azul cielo de mi cuarto pensando en Raúl y en lo que ha pasado en el gimnasio.
Al día siguiente no soy capaz de atender en clase, pero la verdad es que me da igual, sólo puedo mirar a ese chico guapo que se sienta dos asientos por delante, Raúl, que ni siquiera me ha dicho “Hola” porque actúa como si no hubiera pasado nada. Así, ¿cómo me voy a concentrar? Aunque, la verdad es que esperaba que las clases se pasaran más rápido, pero es lo contrario, se me está haciendo eterno.
Por fin: ahora solo queda una hora más. ¿Qué hay aquí? ¿Qué es esto? ¿Una nota? ¿Qué hace una nota en mi libro de filosofía? “Si ya estás dispuesta hablar esta noche donde siempre”. ¿Donde siempre? ¿Raúl me ha dejado esto? ¿Iré?
A la tarde, como durante toda la mañana, estoy ida y por ello, mientras estoy con mis amigas en el Zubiarte, un centro comercial situado cerca de BotikaZahar, donde estoy haciendo bachillerato,  sólo puedo oír un murmullo de su conversación.
-¡¡¡Elena!!!-grita Paula y me devuelve al mundo real.
-¿¡Qué!?
-Te he preguntado si querías comer algo en el Ben&Jerry’s.
-No. Chicas, lo siento, pero me voy a casa.
-¿Por qué? ¿Te encuentras mal?- me pregunta Lydia preocupada.
-No, no me pasa nada no te preocupes.
-¿Entonces?
-Nada, ya mañana os lo cuento- esto se lo he dicho sólo para que me dejen ir, porque en realidad, mañana me inventaré algo, nunca les contaría la verdad porque a pesar de ser mis amigas, no puedo ni imaginar cómo me mirarían si llegarán a saberlo.
El viaje hasta casa se me hace corto y antes de meter la llave en la cerradura ya puedo oír a Irene quejándose de que Iker no le deja ver los dibujos en la televisión. Iker e Irene son mis dos hermanos:Iker es el típico hermano mayor con el que peleas, pero que sabes que el siempre estará ahí para protegerte, e Irene es un poco caprichosa, pero es normal ya que le ha tocado ser la hermanita pequeña y todos la mimamos y molestamos, es como un peluche.
-¡¡Ikeeeeeee!!Yo quero ver los dibus.
-Anda enana vete a molestar a Elena, que acaba de llegar.
-¡¡No!!Yo quero dibus. ¡Dibus, dibus, dibus….!
Cuando paso por la sala Iker ya se rendido y mi hermanita ha ganado la batalla como una pequeña mujercita.
-Elena, dentro de una hora la comida estará lista, estate preparada para entonces, no quiero te quejes porque está fría -mi madre; la verdad es que entiendo que me hable asíb viene de trabajar y tiene que aguantar nuestros gritos.
-Vale ama, déjame en paz. Además, no tengo hambre, no voy a cenar.
-Haz lo que quieras.

Desde mi habitación puedo oír como poco a poco, el ruido se va apagando y cada miembro de mi familia se va a su habitación. Cuando está todo en silencio, cojo las llaves y salgo de casa, pero justo cuando salgo por la puerta, oigo el ruido que hace la puerta del ascensor al abrirse y aunque aún no haya salido nadie, sé que es mi padre, que llega del trabajo. Así que bajo corriendo las escaleras y sigo corriendo hasta llegar casi al instituto, que como ya he dicho, está cerca.
Esta vez no tengo que esperar: según entró veo a Raúl, que me mira con esos ojos azules que no puedo dejar de mirar.
-Hola.
-Hola-“por fin me saluda”.
-¿Qué?
-Nada, nada-“¿lo he dicho en voz alta?
-Por lo visto ya vas a ser sincera.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque si no, no hubieras venido.
-No me refiero a eso y lo sabes.
-Los rumores vuelan.
-Ahora el que miente eres tú.
-Es cierto, es porque aún no puedes saber toda la verdad.
-¿Por qué?
-Esa es otra pregunta que no puedo responder.
-A ver me haces venir aquí, me dices que diga la verdad, ¿y tú no lo haces? No lo entiendo.
-No hace falta que lo entiendas.
En ese momento, me doy la vuelta y me encamino hacia la puerta: no soporto cuando la gente se cree superior y te mira por encima del hombro, como está haciendo él en este momento.
-¿A dónde vas?-me pregunta pero en realidad está diciendo “No vas a salir de aquí”.
-Pues a mi casa.
-No puedes, la puerta está cerrada.
-¿Cerrada?, pues ábrela.
Me está asustando, aunque intento parecer tranquila, en mi interior estoy chillando, pidiendo ayuda.
-Tranquila, no te voy hacer daño, me han ordenado que te proteja.
-Que me… ¿Quiénes?
-Por favor, no me hagas más preguntas que no pueda responder.
Se está acercando, y el miedo que sentía hace unos segundos ya no es miedo. “No te acerques más”.
-¡Apártate!-Le digo haciendo alarde de una confianza que no tengo.
-No quieres que me aparte-me habla susurrando casi en el oído, ¿por qué lo hace?
-Porque…
Bésame” pienso y lo hace, me besa y la verdad, no sé por qué, lo primero que hago es apartarme y pegarle una bofetada.
-¿Por qué has hecho eso?-digo casi sin aliento.
-Me lo has pedido.
-No es cierto.
Enfadada, me acerco otra vez a la puerta y la abro, y en ese momento me doy cuenta de que Raúl me ha dicho que estaba cerrada.
-¿Me has mentido?
-Sabes la respuesta.
No respondo le miro con cara de pocos amigo y me voy.

No hay comentarios: