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Cap. 17: Cita doble

Raúl
¿Qué pensaríais vosotros si oyerais esta conversación?

-¿Ibán entonces quedamos mañana a las 10 en Abaro Euskal Sena para cenar?
-Sí-y ella, Elena, se acerca a él, Ibán, le abraza y le da dos besos en la mejilla “Cada vez que lo recuerdo me pongo malo”.
-Vale, y te cuento-él afirma con la cabeza mientras desaparece torciendo una esquina.

Pues yo pienso: “que ese tal Ibán me está quitando a mi chica, vale, vale ya sé que no es de mi posesión, pero es que no puedo ser solo su amigo, ¡pero cómo se atreve! ¡A ponerle la mano encima! ¡Y pedirle una cita! ¡¿Cómo se atreve?! “
Además qué es eso que tiene que contarle”Tengo que saberlo”.

-Nicky-la llamo según entra por la puerta de la habitación.
-¿Qué?-pregunta mientras va dejando en el sofá todas las bolsas de ropa “regalada”- Ser famosa tiene sus ventajas- dice mirando las bolsas con desprecio “que raro”.
-¿Te gustaría ir a cenar al Abaro Euskal Sena?
-Por supuesto. Cómo le voy a decir que no a un chico como tú. Para las 11 estaré lista.
-¡¡No!!-Nicky se da la vuelta y su mirada me da miedo- es que he pedido mesa para las 10-le explico, ella coge las bolsas y antes de cerrar la puerta del dormitorio dice:
-Lo intentaré- “¿Nicky?”- No te preocupes estaré preciosa, como siempre-“Ya vuelve a ser ella, ¿qué le habrá pasado?”.

Elena
Ibán y yo hemos quedado para hablar de Taylor y me ha preguntando cómo se encuentra tras su conversación de ayer, según lo que me ha dicho se siente muy culpable por cómo la trato, pero también le parece normal su reacción. Yo le pregunté qué había pasado, pero él se hizo el sueco así que no volví a preguntar “no quería parecer cotilla”. A pesar de todo luego llamé a Taylor para a ver si ella me contaba algo más.
-Ibán me lo ha contado todo, ¿cómo estás?-oigo sollozos al  otro lado del teléfono.
-Bien
-No me mientas
-Bueno la verdad es que yo tengo la culpa de todo como siempre-dice de forma precipita.
-Eso no es cierto Taylor. Él también ha tenido la culpa porque te debería haber entendido.
-Elena, ¿qué te ha contado Ibán?-dice asustada.
-Lo mínimo y suficiente.
-¡¡¿Exactamente?!!-su reacción es un tanto exagerada, como si su vida dependiera de mi respuesta.
-Tranquila, no me ha contado nada-oigo un suspiro-Solo me conto que os habíais enfadado.
-Elena ya hablaremos-y cuelga.


 En la entrada del restaurante:
-¿Qué haces tú aquí?-dice a voz en grito Nicky dirigiéndose a Ibán.
-¿Os conocíais?-preguntamos Raúl y yo a la vez.
No dijeron nada, Nicky entro en el restaurante  dándonos la espalda e Ibán bajo la cabeza avergonzado. “¿Por qué?” y veo a Raúl encoger los hombros a modo de respuesta.
-¿Mesa para cuatro?-pregunta el maître
-Sí, para cuatro-contesta Raúl a pesar de la mirada de Nicky
-Vale-dice el maître mientras nos acompaña a nuestra mesa. “Esta cena va ser entretenida”.
-¿Tú crees?-me susurra Raúl.
-Sabes que odio que hagas eso-él sonríe y me adelanta “¡Qué culo!”. Raúl se da la vuelta y su sonrisa deja claro que me ha oído “Te odio”.
Nos sentamos en la mesa los cuatro y el camarero nos trae la carta. Nicky coge de forma precipitada la carta y se tapa con ella la cara, Ibán hace lo mismo con otra.
¿Qué les pasa a estos? ¿Tú sabes algo?
Raúl hace un movimiento leve con la cabeza, dando a entender que sabe lo mismo que yo.
-¿Nos podéis decir que os pasa?-pregunto
-No es nada-contesta Ibán.
-Yo creo que sí-replica Nicky.
Me quedo en silencio esperando una explicación que no obtengo. Tras unos diez minutos parece un camarero que dice:
-¿Ya han decidido?
-Eso, ¿ya te has decidido?-dice Nicky a Ibán, dejando de un golpe la carta en la mesa.
-No, es difícil decidirse cuando no la entiendes.
-¿Qué no lo entiendes?, pero si está muy claro.
-Pues yo no lo veo tan claro. Porque a veces creo que cambia así de repente.
-Pero si eso es imposible-dice Nicky como citando unas palabras que hubiese dicho Ibán en otro momento, pero, ¿cuándo?
-Las cosas imposibles a veces son posibles, ¿no?-contesta Ibán de la misma forma.
-Puede, ¿tú qué crees?-pregunta Nicky esperanzada.
-Yo creo…-Ibán parece nervioso y puedo oír como traga saliva- que sí.
Después de un silencio repleto de miradas significativas.
-Perdonen- dice el camarero haciendo que nos acordemos de su presencia-¿Querían…?
-Yo caracoles-digo a pesar de que odie los caracoles, pero he estado tan  entretenida con la discusión de estos dos que me olvidado lo que había elegido y he pedido lo primero que he visto.
-Yo espaguetis al ajillo-pide Raúl.
-Nosotros macarrones con carne picada.-dice Ibán “hace dos segundo estaban discutiendo y ahora son los mejores amigos, no lo entiendo”.
La cena fue rara al principio como habréis podido observar, pero más raro aún fue el comportamiento de todos. Nicky e Ibán se miraban de una forma que no me gustaba nada, es decir se miraban como si hubiera o pudiera haber algo entre ellos y teniendo en cuenta de que Ibán está saliendo con mi amiga Taylor, no me hacía ninguna gracia. Además no solo eran sus miradas también era su forma de actuar sus sonrisas de soslayo cuando pensaban que nadie les miraba, algún piropo que otro disimulado algo así como: ¡Qué guapas estáis no me había fijado! Solo mirándola a ella y cosas parecidas.
Raúl y yo también hicimos que la noche fuera “divertida”. Él se apartaba de mí sin ningún motivo, es raro, ¿verdad? Desde que volvió no me ha dejado en paz ni un minuto, pero está noche se está alejando. Al principio pensé que toda esta casualidad de encontrarnos aquí en este restaurante y a esta hora había sido idea de Raúl porque estaba celoso, pero no, no puede ser.
Cuando se fue pensé que todo había sido un juego que él solo quería acostarse conmigo y “si te he visto no me acuerdo” y nunca mejor dicho porque se marcho muy lejos. Luego sus mensajitos solo hacían que lo odiase aún más. Pero cuando volvió fue como volver al principio y me resistí porque no quería que me volviese a hacer daño, pero solo tuvo que salvarme para que volviera a caer y me odio por eso porque volví a caer sin resistencia, sin pedir explicaciones. ¿Por qué?, porque por mucho que lo intente nunca y digo nunca dejaré de quererle.
-Elena tengo que hablar contigo-dice Raúl al salir del restaurante.
-Sí claro
-Bueno nosotros vamos yendo-dice Nicky muy animada no me gusta nada que vayan juntos, pero sonrío y afirmo con la cabeza.
Cuando ya no les puedo ver:
-¿Qué te pasa?
-¿Por qué?-pregunta desconcertado.
-Porque en toda la cena prácticamente, has pasado de mí.
-Eso no es cierto-dice mientras se acerca para besarme. “Bésame”. Me besa, pero “odio esta sensación”-No po…
-No me lo digas. “No podemos estar juntos ‘ellos’ te han dicho que no es posible”-le interrumpo imitando su voz de forma graciosa aunque no tengo ningunas ganas de reír.
Él no dice nada solo agacha la cabeza.
-Así que he acertado, ¿verdad?-otro silencio- ¿Raúl a qué juegas?
-¿Cómo?
-Primero me quieres, te acuestas conmigo, luego te vas, después vuelves y me quieres de nuevo y ahora no quieres estar conmigo. Hay dos opciones o me quieres volver loca o lo estás tú y la verdad es que no sé cuál de las dos tiene más sentido.
-No eres tú…
-No eres tú soy yo, ¿enserio? No se te ocurre una frase mejor que tienes que utilizar un tópico.
-Es verdad solo quiero protegerte y creo que así es la mejor manera.
-Claro-digo irónicamente- y también querías protegerme cuando me dejaste y tuve que estar sola cuando esas” majísimas personas” mataron a mis padres. Te cayas, ¿cómo tengo que tomarme eso?
Otro silencio
-Raúl no me vuelvas a dirigir al palabra-digo mirando le a la cara con una sonrisa, como si no me doliera lo que estaba diciendo, y me voy andando lentamente mientras siento como su mirada me acompaña hasta doblar la esquina. Desde allí salgo corriendo con lágrimas en los ojos preguntándome, ¿cómo podía haber caído otra vez?
Pero al llegar a casa ya lo tenía decidido jamás volvería con él no dejaría que volviera a hacerme daño nunca.


1 comentario:

Araya dijo...

Solo diré una dos palabras: me encanta.
Sigue así!! (bueno son cuatro xD)